La fresa es muy rica en vitamina C ya que 100 g. de esta fruta contienen 54,93 mg. de vitamina C. También contienen un compuesto llamado antocianina, que es un fenol específico y es el responsable del color rojo intenso de esta fruta y le da propiedades antioxidantes.

Los fenoles de las fresas también son beneficiosos en enfermedades inflamatorias, como la osteoartritis, el asma y la aterosclerosis, mediante la inhibición de la enzima ciclooxigenasa (COX) de la misma forma que lo hace la aspirina y el ibuprofeno. Las fresas, sin embargo, no tienen efectos secundarios no deseados como la hemorragia intestinal y estomacal.

La combinación de agentes antioxidantes y antinflamatorios que se encuentran en las fresas es también conocida en la lucha contra la aparición de muchos tipos de cáncer. Gracias a la vitamina C, el ácido fólico y los flavonoides como la quercetina y el kaempferol, las fresas son una deliciosa defensa contra las células potencialmente cancerosas.

Más del 13% de la dosis diaria recomendada de fibra dietética y sólo 43 calorías. esto ayuda a mantener una digestión normal, disminuye la presión arterial y frena la sobrealimentación.

El 136% de la dosis diaria recomendada de vitamina C, un eficaz antioxidante que puede nos ayuda a rebajar la presión arterial, favorece un sistema inmunológico saludable y evita el desarrollo de enfermedades oculares relacionadas con la edad, como las cataratas y la degeneración macular.

Contiene el 21% de la dosis diaria recomendada de manganeso, un nutriente esencial y un poderoso agente antioxidante y anti-inflamatorio. El manganeso ayuda a combatir a los radicales libres y reduce la inflamación celular. El manganeso es también muy importante para el mantenimiento de la estructura ósea, y para el desarrollo de los huesos. También son importante para la salud ósea el potasio, la vitamina K y el magnesio que poseen las fresas.